XVI Aniversario en Peñiscola 3 y 4 de octubre de 2025

Esta es la vista que teniamos desde la habitacion del hotel al levantarnos por la mañana.

Ya estoy aquí, sentada para intentar explicaros la crónica, lo que hemos vivido estos dias de aniversario de nuestra Asociación, aunque en realidad es una celebración de nuestra amistad que a través de los años ha ido creciendo de tal manera que ya somos una gran familia. Y todos los años nos reunimos para celebrar que somos familia.

Y por donde empiezo en esta ocasión, pues por el final, han sido unos dias maravillosos.

Y volviendo al principio, ya sabéis que mi idea es llegar la primera para asi poder dar la bienvenida a todos y cada uno a los amigos, pero de nuevo en esta ocasión, ellos me la han dado a mí. Pero este año, al tener este grupo de comunicación ha sido fabuloso, en todo momento hemos sabido cuando llegaba y quien era, al igual que cuando nos despedimos y fuimos llegando a nuestra casa. Solo me faltan tres amigos, pero ellos están por estas tierras de visita de archivos o familia.

Llegado a este punto ya sabéis que cuando llegué al hotel, ya había muchos amigos en la recepción, me acerqué a ellos y allí estaba Jaume, que no me conoció. Y ahí ya empezaron las bromas, que si la recepcionista se ponía roja, que si Jaume decía, que …. Bueno eso hay que vivirlo, con Jaume siempre te ríes.

 

Después de todos los besos, abrazos y saludos…decidimos tomarnos un rápido aperitivo en la misma cafetería del hotel y de allí nos dirigimos a la “Arrocería Sabor a Mar”, donde nos presentaron la comida que íbamos a degustar.
Empezamos a ocupar nuestros asientos y llego Annie, había llegado a tiempo y se unía a comer con nosotros. Faltaban tres por llegar, Marie con Joël y Nuria, que llego muy justa de tiempo, siendo inusual en ella. Como ya estábamos todos  dimos paso a la comida.

 Empezaron a preguntarnos que queríamos beber y presentar los platos.

Yo había probado algún plato, pero la verdad es que nos sorprendió, estaba todo muy bueno, todo casero. Las horas transcurrieron entre risas, fotos, anécdotas y al término nos fuimos para el hotel, no sin antes hacernos la foto de grupo donde vemos a nuestro Pepe haciendo el indio. En la foto se le ve a él subido a la barandilla del puente.

Llegados allí, algunos marcharon a la habitación a descansar un poco y otros a pasear para rebajar la comida. Habíamos quedado abajo en la piscina para la cena.
Los primeros en llegar fuimos arrimando sillas y mesas e íbamos copando terraza para nosotros, a la vez iban llegando los que se unían para la cena, le dimos la bienvenida a los nuevos amigos que seguían llegando.
Es muy difícil intentar trasmitir los sentimientos, risas, conversaciones que, muchas tienen siempre algo que ver con lo ya vivido, descubrimientos, como que Consol y yo, que vivimos en Barcelona en el mismo barrio y tiempo, y no se dio la casualidad de ir al mismo colegio. Hubiera sido increíble reencontrarnos al cabo de tantos años, a nuestra edad madura.

Y nos fuimos a cenar. Nos habían reservado unas mesas para el grupo, ya éramos 40, se incorporaron al grupo el hijo de Estela y su familia. Al termino de la cena nos fuimos a la terraza de la piscina del hotel a tomar un café, en el bar donde estaba la cantante no había sitio, decidimos esperar.

Ya por fin algunos se fueron y los trasnochadores de Raíces nos cambiamos de sitio sentándonos en las mesas de dentro, y vi a Jaume y a Marie que hablaban con la cantante y pensé que al final se habían decidido a cantar, pero no, para mi grata sorpresa, me dedicaron una habanera llamada “El capitán”, ¡¡¡¡Cómo no os voy a querer!!!!!

Muchísimas gracias, amigos.

Al llegar a la hora de dormir, ya solo deseaba una ducha y el descanso. Que por suerte fue muy bueno, las camas y la habitación en general, fantásticas. Y nos volvimos a encontrar en el desayuno.

Al día siguiente habíamos quedado a las 9:30h con Ester, la guía.

Y aquí os dejo con Javier García Escoms que nos narra la visita cultural de Peñíscola (luego vuelvo con vosotros).

«Visitamos la histórica, bella y emblemática ciudad de Peñíscola. Fue un día marcado por la camaradería y el descubrimiento, guiados por una experta guía turística que nos desveló los secretos de esta población costera.
Nuestra jornada comenzó con la narración de los orígenes de Peñíscola, una ciudad cuya existencia parece anclada a la roca y al mar. Pero más allá de su imponente geografía, nuestra guía destacó un recurso vital y casi milagroso: sus tres manantiales de agua dulce. En una fortaleza rodeada de salitre, esta provisión de agua no solo fue esencial, sino que se alza como el posible primer y más crucial recurso que ha ayudado a la población a sobrevivir y prosperar a lo largo de su dilatada historia.

Bajo el Dominio de un Papa y el Murmullo del Mar.

El recorrido nos llevó inevitablemente a la época en que Peñíscola se convirtió en uno de los centros de poder más singulares de Europa. Tuvimos la oportunidad de profundizar en la historia de Benedicto XIII, conocido popularmente como el Papa Luna, y cómo esta ciudad, "la Ciudad en el Mar", fue su última sede papal. La visita al Castillo del Papa Luna fue un viaje en el tiempo, sintiendo la solemnidad y el aislamiento de un hombre que se aferró a su papado desde los muros de esta inexpugnable fortaleza templaria.

A medida que avanzábamos, nos dejamos envolver por el encanto del casco antiguo. Recorrimos las calles estrechas y empedradas, donde cada rincón parece susurrar leyendas. El laberinto de piedra nos condujo finalmente a la costa, para presenciar uno de los fenómenos naturales más característicos de la península: el típico Bufador. Observar cómo las olas, con su fuerza implacable, se comprimen y rugen al salir por esta grieta en la roca fue un recordatorio poderoso de la conexión indomable de Peñíscola con el Mediterráneo.

La celebración del XVI aniversario de la Asociación Raíces Reino de Valencia en Peñíscola no fue solo una visita; fue una reafirmación del valor de la historia, la resiliencia y la riqueza cultural que emana de nuestras raíces. Fue, sin duda, una manera magnífica de conmemorar otro año de vida asociativa.»

Ya estoy aquí de nuevo, vamos a continuar con la historia.

El último resplandor del Papa que no renunció

Yo les estaba esperando en la golondrina que nos llevaría a ver el Castillo, la parte marítima y la bahía de Peñíscola.

Ya estamos a bordo y suena la bocina del barco y nos anuncia que sueltan amarras y zarpamos. Me habían dicho que en el barco había una locución que te iba explicando mientras duraba el viaje. Pero no ha sido así, ha sido mucho mejor. El capitán nos iba explicando todo lo que veíamos, el bufador, la escalera secreta del Papa Luna, etc. y el oficial de cubierta nos ha ido explicando temas de navegación y de una manera súper amena e instructiva.

Ha sido un paseo muy agradable, el buen tiempo nos ha acompañado en todo momento.

Tras este paseo tocaba un refrigerio que este año he retrasado la hora para evitar que alguno se mareara en el barco.

Llegamos y nos estaban esperando y claro está, copamos el bar entero. Y estando allí hablando con unos y con otros, de repente mis ojos tienen lo que yo creo una visión. ¿Este chico lo conozco, pero de qué? Y desaparece de mi vista, parece que se ha parado a hablar con los socios o se ha ido. Y es entonces cuando lo veo entrar y dirigirse hacia mí. Me froto los ojos y digo. - Pero Eric, ¿te haces tu aquí? Era Eric Haumont, un socio y amigo de Francia que no tenia previsto venir al aniversario, pero al final no pudo aguantarse y tomo un avión y allí se presentó.

La alegría fue enorme, me hizo muchísima ilusión verlo. Llame al restaurante y le pedí a Fernando, el dueño, que pusiera un cubierto más. Increíble que Eric haya cogido un avión desde Paris para comer con nosotros. Eric eres increíble y adorable.

Llegamos al restaurante y nos sentamos para iniciar de nuevo conversaciones, risas e incluso alguna lágrima de emoción. Cuando contamos historias de nuestros padres y abuelos, a todos o casi todos se nos escapa alguna lágrima y se lo contagiamos a los amigos.

Como regalo este año les dimos una botella de licor de mandarina y otra de crema de limón para las chicas, todos de la bahía de Peñíscola y para todos unos posavasos que llevaban grabado un dibujo de amistad.

El dibujo grabado en los posavasos

Y llego el momento de las despedidas, como siempre me preguntaron donde haríamos el próximo evento y les adelante la programación prevista.

Lo primero que les comenté es que vamos a trasladar el aniversario a marzo, que era su fecha inicial. Asi que la próxima convocatoria, el XVII Aniversario seria a primeros de marzo del 2026. Hotel en el Grau de Gandía, visitaremos el Palacio Ducal de los Borja y Real Monasterio de San Jerónimo de Cotalba, comeríamos en el restaurante Casa Manolo de Daimuz y todo ello en autocar.

Mas o menos esa es la idea. Espero que os guste a todos. Ya sin mas me despido y quedáis convocados para la próxima vez.


Besos, abrazos y achuchones
Mamen

Jaume Girbés Horro
Hace apenas una semana nos despedíamos, los amigos de Raíces, con la promesa de volver a encontrarnos. Hoy, al recorrer la web y detenerme en cada fotografía, descubro matices que entonces se me escaparon: una sonrisa fugaz, una mirada cómplice, un gesto que ahora cobra un nuevo sentido. Las fotografías tienen ese poder: nos permiten recordar, detener el tiempo, pero también mirar con otros ojos aquello que ya vivimos. En ellas no solo revivimos momentos, sino que descubrimos detalles que nos acercan aún más. A quienes posasteis ante la cámara, gracias. Lo hicisteis con amabilidad, con esa naturalidad que solo nace de la amistad y la confianza. Nos regalasteis vuestro mejor semblante, y en cada imagen ha quedado impreso algo de lo más valioso que lleváis dentro. Vale la pena volver a mirarlas: en cada una de ellas late lo mejor de vosotros, y también lo mejor de lo que compartimos.
Día 2025-10-11