Mig Any en Villajoyosa marzo 2025

Antes de salir de casa, el jueves, hice la consulta a nuestro experto meteorólogo, Adrià, ¿qué tiempo nos hará? ¿Lloverá mucho? Me dio su parte y prometió enviarme otro en viernes tarde. Y así lo hizo, resumen con mis palabras,” haría frio, viento y llovería, pero sería un poco, nada de lluvias grandes” No sé si Adrià acertó de pleno o nos envió a sus hados, pero tuvimos un fin de semana tranquilo.

Este relato de lo acontecido en este fin de semana de celebración, la redacción, las emociones, las palabras son compartidas por Jaume y Mamen.

Ha llegado el día y con todo preparado y con la emoción a flor de piel, arrancamos el viaje.

Todo transcurre bien y nuestra llegada al hotel es recibida por los que han llegado antes que nosotros. Y empiezan los abrazos, saludos y bienvenidas a los amigos nuevos.

Después de registrarnos nos vamos dando un paseo hasta la pizzería, donde íbamos a comer. En ruta escribe Milagros, que vienen desde Asturias y dice que no sabe si llegara a buena hora para comer, y lo mismo Jordi que llevaba ya dos días en Villajoyosa, consultando los protocolos notariales, también se quiere unir. Por supuesto Pepi de la pizzería pone dos cubiertos más.

La comida, estaba todo muy bueno, pero quiero hacer hincapié con el paté de la casa, extraordinario y en todo momento el pan que nos ponían estaba caliente, recién tostado. Y las pizzas, que voy a decir de las pizzas, las mejores que he comido nunca. Esa masa estaba tierna y crujiente. Y el sorbete de cava, también estaba muy bueno.

Después de los cafés, volvimos al hotel y ahora sí, ya estaban las habitaciones preparadas. Así que subimos, pero antes de llegar al ascensor se acerca una chica y se presenta como la animadora del hotel y nos invita a que bajemos a las 19:00h para oír a una chica que toca el violín y luego, después de cenar teníamos a Ariel, un chico cubano que canta y ameniza la velada.

Así que el descanso dura poco, tengo que bajar para dar la bienvenida a los que llegan para cenar y disfrutar de ese violín, instrumento que adoro. Le comenté a Rafael que le pediría alguna estación de Vivaldi, a poder ser “Verano”.

Tras deshacer la maleta y refrescarnos un poco, disfrutar de las vistas desde la habitación, en la planta 15, bajamos al vestíbulo y ahí ya empieza la fiesta.

Hay socios de RRV por todas partes, vamos saludando, abrazando y besando a todos. Y al oír las primeras notas del violín tiro de Rafael hacia el ascensor. Nos ofrecen una copa de cava y me siento en el sofá. Entre las conversaciones en voz baja, de fondo suena ese violín. Es muy agradable.

Amparo, la mujer de Javier se acerca a mí y me dice que, si podríamos hacer algo, pues es el cumpleaños de Javier, su marido. Hablamos con la chica del restaurante y ella se encarga de con dos trozos de pastel le pone una vela, la señal será cuando yo la avise, entonces se lo llevarás y le cantaremos el cumpleaños feliz. Pero alguien se nos adelanta y se lo dice a la animadora y esta a la chica del violín, todo esto sin que Javier supiera nada, como veis estamos todos compinchados. Le tocan el cumpleaños feliz y se lo cantamos, luego ya llegara la tarta.

Pasa el tiempo y llega la hora de entrar a cenar y entramos. A los postres le volvemos a cantar a Javier el cumpleaños feliz y resulta que Pablo los cumplió el día anterior, también le cantamos.

Y acudimos a nuestra cita con el cantante cubano. Y se lio la fiesta. Nos hicimos poco a poco con la pista, con el cantante y casi con todo el hotel. Es evidente que ayudo mucho el disfraz que llevaban Joël y Marie, ellos nos abrieron la fiesta.

Al llegar estaban cantando una canción que recuerdo que alguien me dijo que era un baile alemán. De pronto va Rafael que se levanta y digo, no ira a bailar…. No, fue a pedir una canción especial de tocayo a tocayo, teníamos entre los socios a Ariel que había venido con su mujer Mercedes desde Madrid y Ariel es argentino, así por él cantaron “Si tu me dices ven”.  Pasado un rato, Abelardo pidió la canción de la película de “Bar Coyote”, para Maria su mujer, le gusta y lo baila muy bien. Enseguida se arrancó y otros salieron con Maria a bailar. Y ahí empezó la fiesta, los extranjeros se fueron a dormir y nosotros nos quedamos disfrutando de la noche. Lo bailaron todo, el Coyote, la Bamba, Despacito etc… Llegado un momento Ariel el cantante nos decía que era la última, que nos íbamos a casa. No sé cuántas fueron la última. Eso sí, cantamos el himno de Asturias por Milagros y de la Comunidad Valenciana por todos los allí presentes. Fue un momento solemne.

Y nos despedimos y nos fuimos dormir.

A la mañana siguiente nos volvimos a encontrar en la cola del ascensor, en la sala de desayuno, por el vestíbulo…Yo le había dicho el día anterior… Chicos que no pase lo de Bocairente, que no se quede nadie en tierra, el autocar sale de aquí a las 9.30h. Salgo de mi habitación y llamo al ascensor, 3 ascensores y 16 plantas. La cuestión es que vi que había sillones en el vestíbulo del ascensor y no sabía la razón, no lo había visto nunca. Eran para sentarse, si, es como cuando esperas el autobús o el tren.

Increíble, más de 10 minutos esperando en hora punta el ascensor, pero a ver quién es el guapo que baja 15 pisos…con maleta y demás. Es la única pega que le veo a ese hotel.

Ya por fin estamos todos y nos vamos en el autocar al museo.

Por Mamen Enríquez Sánchez-Gómez

Desde las cristaleras del museo comprobamos cómo el aire se había activado. La palmera, que teníamos ante nuestra vista, movía sus largas hojas, no sabíamos si para recordarnos que el pasado quedaba encerrado en el museo y que el momento actual nos esperaba fuera o que sus movimientos eran una reverencia, un saludo amistoso.

El museo, con sus vastas colecciones de artefactos y reliquias, nos susurraba historias de tiempos remotos. Cada pieza expuesta era un testimonio silencioso de una era pasada, encapsulando momentos de gloria, tragedia y transformación. Sin embargo, a través de esas grandes cristaleras, la llamada del presente se hacía sentir con fuerza. La palmera, con sus hojas danzantes, parecía invitarnos a abrazar el aquí y el ahora, a no perdernos en la melancolía del ayer.

Fuera como fuera, decidimos abrigarnos bien, los anoraks cumplirían con su misión, y los pañuelos y bufandas protegerían nuestros cuellos, aún irritados tras la fiesta de la noche anterior.

Continuamos nuestro recorrido cerca de la calle Cervantes, donde nos informaron que se estaban realizando obras en uno de sus emblemáticos puentes sobre el río Amadorio, construido en 1840. Algunas gotas de lluvia nos recordaron que aún nos encontrábamos en invierno, lo cual nos llevó a acelerar nuestro paso por las diferentes calles hasta llegar a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.


El silencio nos acogió ya en el interior del templo, donde la atmósfera solemne y el eco de nuestros movimientos parecían susurrar secretos ancestrales. Nos fuimos acomodando en los bancos de madera, cada uno un testigo silencioso de incontables plegarias y confesiones de los devotos vileros. La luz tenue de los vitrales proyectaba colores vivos sobre las paredes, dándole al lugar una mística aura de reverencia y paz. Con una mezcla de asombro y respeto, escuchamos atentamente a Albert Alcaraz, Cronista oficial de la Vila, quien con voz apasionada empezó a desvelar las historias y leyendas que envolvían a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

El templo nos invitó a reconocer su estilo gótico levantino, construido a partir del año 1550. Posee ciertas similitudes con la iglesia de Santa Maria del Mar en el barrio de la Ribera de Barcelona.

Como en muchos otros casos, la iglesia fortaleza se erigió sobre un templo previo, una práctica común en la historia para aprovechar estructuras existentes y consagrar lugares considerados sagrados. Cabe destacar que en la provincia de Alicante solo existen dos ejemplos similares: Jávea y Monforte.

Por una escalera estrecha, ascendimos juntos hasta lo más alto del templo. Cada escalón fue un esfuerzo significativo para nuestras rodillas, y nos animábamos mutuamente a continuar. Uno de nosotros llegó primero a la corona de la iglesia y nos motivó a seguir subiendo, al final, todos superamos una pequeña puerta que requirió agacharnos considerablemente, celebrando nuestra llegada con una mezcla de risas y suspiros de alivio.

Valía la pena, pues a nuestros pies se desplegaba el paisaje de la Vila, con el mar al fondo mostrando signos de estar agitado por un viento cada vez más intenso. Las gaviotas graznaban, manteniendo una distancia prudente entre ellas o quizás anunciándonos el mal tiempo que se aproximaba. No obstante, no nos importó, nos dejamos llevar como veletas en esa cumbre, desde donde podíamos admirar las pequeñas terrazas de las casas, dispuestas con una decoración práctica.

Regresamos a la Plaça Esglesia, donde nos esperaban parte del grupo. Con una cierta maldad en nuestras palabras, les indicábamos que el esfuerzo había sido pequeño y que valía la pena haberlo realizado. Sus miradas, que oscilaban entre la curiosidad y el arrepentimiento, nos hicieron esbozar una sonrisa cómplice.

Continuamos nuestro recorrido hacia la Plaza Castelar a través del pintoresco casco antiguo. En una terraza protegida por un toldo parcialmente abierto, se encontraban sentadas aquellas personas del grupo que no contaban con paraguas o necesitaban descansar sus piernas y elevar su espíritu.

Las risas y los comentarios compartidos reflejaban el verdadero valor de la amistad, una conexión que va más allá de las palabras y los gestos. En esos momentos, comprendimos que la verdadera riqueza no reside en los monumentos visitados ni en las historias escuchadas, sino en la compañía de aquellos que eligen caminar a nuestro lado.

A medida que la lluvia se intensificaba y nos refugiábamos bajo las sombrillas coloridas, el ambiente se llenaba de una calidez especial, una sensación de pertenencia que solo la amistad puede brindar. Las conversaciones fluyeron naturalmente, entre sorbos de cerveza dorada y las miradas cómplices que denotaban una comprensión mutua, más allá de las palabras.
El jefe de la comitiva se acercó a la barra del bar para pagar las consumiciones, siguiendo la cortesía habitual de la Asociación en todos los encuentros. Después, nos dirigimos hacia el paseo, la lluvia parecía seguirnos mientras pasábamos bajo el portal del Ayuntamiento.

Nos reunimos en un espacio que Albert, nuestro guía, identificó como adecuado, posiblemente la Calle Costereta. Nos indicó que bajo nuestros pies había una estructura defensiva, el Baluarte, que protegía el Portalet o puerta del mar. Durante muchos siglos, esta estructura permaneció en ruinas, los vecinos usaron sus piedras para construir sus casas, cambiando su función de defensiva a doméstica

Entramos ya al fin de mi relato y lo hacemos en un espacio lleno de colorido, donde lo antiguo y lo moderno se dan la mano, eso sí, repartiéndose los espacios, en el Paseo Marítimo.

Observamos el horizonte mientras el mar se extendía ante nosotros, reflexionando sobre la naturaleza y su constante presencia. En ese momento, nos invadió una profunda nostalgia al recordar las historias familiares.

Al llegar al restaurante donde celebraríamos la comida de hermandad, fuimos recibidos por el resto de nuestros asociados, que nos esperaban con una cálida sonrisa y un abrazo sincero. En ese instante, comprendimos lo afortunados que éramos de caminar juntos a las búsquedas de los interrogantes que tatúan nuestro espíritu.

Por Jaume Girbés Horro

Este año habíamos invitado a Juanjo, el cura que cuando estuvimos allí Rafael y yo fotografiando los libros tanto nos cuidó, tuvimos una muy buena conversación recordando aquellos tiempos, admiró el trabajo que hemos hecho. Y a Marcos, el alcalde que además de amigo es nuestro padrino. Lo conocí cuando la Generalitat nos hizo entrega de la medalla al mérito cultural, premio que se entrega el 9 de octubre y ahora nos apetecería compartir con él un momento de tertulia, al final le surgió un imprevisto familiar, pero tuvo la gentileza de visitar al grupo en la Iglesia y luego se acercó al restaurante para vernos y tomarse un refrigerio.

Empezaron a traer los primeros platos y las conversaciones siguieron su ritmo.

Estaba terminando eso días de la mejor compañía que pudiéramos tener, somos amigos desde hace muchos años, algunos desde hace 15 años y otros se unen a esta amistad ahora. Compartimos alegría y penas. Y siempre tenemos un hombro en el cual nos apoyamos, somo una gran familia.

Gracias a todos, una vez más habéis llenado mi corazón de alegría y he visto en vuestros ojos esa alegría de volver a vernos y seguir compartiendo.

Hasta la próxima

Por Mamen Enríquez Sánchez-Gómez

 

Mila
Hasta ahora no me había puesto en serio a leer la crónica, las fotos y los vídeos de esta mi primera experiencia maravillosa con personajes que tenemos un nexo común, la genealogía. Hace unos 30 años cuando empecé a interesarme por ella, con la intención de encontrarle a mi padre parte de su familia, no pensé que llegaría a impregnarme total y absolutamente de esto. A la vez descubrí mi pasión por la historia. Poquito a poquito he ido y estoy conociendo a personas mucho mas ilustradas, que mi humilde afán por descubir y, que me van adiestrando y encaminando correctamente. Quiero dar las gracias a todas las personas que compartimos estos dos días, encantada de haberlas conocido, mi enhorabuena a la organización. Me quedo con las ganas de volver a estar con ellas en próximos eventos. Un saludo y un abrazo, que aunque estoy lejos físicamente, os llevo en el corazón.
Día 2025-03-19

Maria Teresa Bernabeu Franconeri
Gracias, para todos los que no pudieron venir, por hacernos vivir estos hermosos momentos, tanto con las fotos como con el relato de estos días llenos de emociones y de compartir.
Día 2025-03-08

Cristina
Otro medio año más "perfecto" a pesar de la climatologia y cada vez con mas ganas de celebrar. Se hace evidente la alegrìa de la Organizadora ( pongo una cabeza principal, pero agradecemos a todos los involucraos) de los eventos, que cada celebraciòn va consiguiendo que tengamos un trato mas familiar y una vivencia entusiasta.
Día 2025-03-07

muscat Jean-Louis
A través de este relato puedo sentir las emociones vividas durante este hermoso momento de intercambio. Me alegro por ti. Enhorabuena por la organización, que parece haber sido perfecta.
Día 2025-03-06

Jaume Girbés
Quiero destacar y agradecer profundamente el trabajo incansable de Mamen y Rafa, quienes, además de afrontar el día a día de la Asociación, asumen con dedicación la organización de los eventos. Puedo asegurar, por experiencia propia, lo complejo que resulta coordinar cada detalle de estos encuentros.Sin embargo, gracias a su esfuerzo, tenacidad y vocación de servicio, cada reunión se convierte en un verdadero éxito. En un mundo donde a menudo prevalecen el individualismo y la falta de valores, estos espacios se erigen como un refugio de conocimiento, solidaridad y generosidad.Gracias, Mamen y Rafa, por ser el alma de estos encuentros y recordarnos la importancia de construir comunidad.
Día 2025-03-05