De mi afición a la genealogía.- de Antonio Viudez

En primer lugar he de reconocer que la afición a la Genealogía se me ha despertado un poco tardía, pero creo que sus raíces se hunden en algo innato en mí. Creo que tiene mucho que ver con mis gustos literarios porque siempre he preferido para mis lecturas alguna biografía o narrativa con contenidos históricos. Y la Genealogía la conceptúo como una disciplina histórica apegada a los sentimientos cuando de la familiar se trata, otra cuestión es si se realiza por encargo, aunque en este caso es necesario sentirlo como una profesión.

Estimo que debido a esa especial predilección por los temas histórico se me ha ido despertando el interés por saber o imaginar, qué hicieron, cómo vivieron las civilizaciones pasadas, y por su puesto y en primer lugar también mis ancestros.

A veces pienso que tal vez me haya convertido en un nostálgico de tiempos pasados, pero no debe ser del todo cierto ya que nunca he desdeñado el presente, adaptándome a él y a sus cambios acelerados, sin perder de vista el futuro. Pienso que esto es una conjugación necesaria para mantener un equilibrio emocional que permita el transcurso de la existencia ante una perspectiva y un horizonte diáfano.

No pretendo descubrir grandes lazos de sangre, escudos ni blasones, si no los nombres, apellidos edades y procedencias de aquellos que lucharon por la supervivencia y se esforzaron con medios ínfimos a su alcance en la perpetuación de mi línea genealógica, y que gracias a ellos puedo dejar fe de mi existencia sobre la Tierra.

Mis estudios en Historia fueron exiguos, pues no pasaron ni del intento. La Historia que aprendí de pequeño fue aquella de las “batallas ganadas”, en una Enciclopedia de Dalmau Carles Pla, en la que venían compiladas todas las disciplinas del saber. La Historia se iniciaba con don Pelayo, Wifredo el Belloso y Guzmán el Bueno, pasando por los Reyes Católicos, paradigmas del patriotismo, y tras repasar las dinastías de los Austrias y los Borbones se detenía en algunos personajes de la convulsa II República. Aun conservo más de la mitad de dicha enciclopedia, que el resto de hojas, o se las llevó el viento o se las comió la cabra mientras yo jugaba y distraía el material “escolar”.

Tal vez me haya ocurrido, que sintiéndome un tanto nostálgico, después de más de cuarenta y cinco años de haber emigrado de mi “patria chica”, empecé a interesarme por todo cuanto rodeó mi infancia, adolescencia y parte de la juventud; por las gentes, lugares y hechos, que ya empezaban a borrase de mi memoria .La realidad es que muchos de ellos no hay forma de hacerlos venir, aunque tomando el hilo de aquellos tiempos en conversaciones coloquiales con mis hermanos, algo mayores que yo, logro atrapar algunos que me apresuro a anotar para que no se esfumen.

Así, y como impelido por los resortes sentimentales del pasado, empecé a pensar en mis abuelos y tíos. De los primeros sólo conocí a mi abuela materna, y a la mayoría de los tíos tampoco los conocí, a unos por haber fallecido antes de mi nacimiento, a otros porque la distancia y los avatares de la vida no lo hicieron posible. De mis padres me emancipé a los dieciocho años por la necesidad vital de buscar nuevos horizontes para no quedar sepultado por las inercias negativas a que se vieron abocadas las nuevas generaciones de la postguerra.

Fue hacia 1998, en que por necesidades de mi profesión hube de convertirme en usuario de Internet y empecé a relacionarme con el lenguaje aplicable a las nuevas tecnologías y a su manejo; después me encontré con el Google, esa herramienta tan potente para buscar cosas curiosas, y no tan curiosas por necesarias, y comencé a buscar apellidos que eran familiares, historias de lugares entrañables como Cártama, Málaga, Lorca, Huercal Overa, lugares de donde provienen mis ancestros más próximos. También empecé a encontrarme con páginas y foros de Genealogía e intercambiar datos con otros internautas, como en la Bitácora de El Quijote, Genealogía de Andalucía, Raíces Reyno Granada, etc.

Por fín encontré un lugar en el que descubrí que la gente era más abierta y colaboradora; todos buscamos algo, todos tenemos algo que aportar y todo ello en una forma desinteresada, que es la página llamada Raices Reino Valencia, grupo de Yahoo, guiados por Mamen y Rafael y otros colaboradores, todos de gran valía por su trabajo y su humanidad, y que conste que no es adulación.

Y aquí me tenéis, metido de lleno en la Genealogía, aunque no soy ningún experto en la materia, ya que mis conocimientos y medios los considero muy limitados, sólo confío en mi voluntad.

 

Antonio Viudez Gálvez

Sant Adrià de Besos - Barcelona